La PROTECCIÓN EXTERNA contra el rayo proporciona protección a estructuras contra daños físicos, así como protección contra lesiones por tensiones de paso y contacto a los seres vivos.
Los elementos que componen un Sistema de Protección contra el Rayo son los siguientes:
- Sistemas de captación (pararrayos o puntas Franklin y mallas).
- Conductores de bajada.
- Puesta a tierra.
- Protección contra sobretensiones.
- Otras medidas que minimicen los efectos destructivos del rayo (uniones equipotenciales, apantallamientos, etc.)
El sistema de captación tiene por objeto interceptar la descarga electrica atmosferica para conducirla a tierra. Entre los distintos sistemas de captación normalizados disponemos de Pararrayos con Dispositivo de Cebado (PDC) o de Sistema de Puntas y Mallas. Estos productos deben ser conformes con las Normas o Reglamentos vigentes, tanto nacionales (normas UNE 21.186, NFC 17.102, Código Técnico de la Edificación SU8), como internacionales ( IEC EN 62.305-1,-2-3,-4, EN 50.164).
Los pararrayos con dispositivo de cebado (PDC) basan su funcionamiento en las características eléctricas de la formación del rayo. El rayo comienza con un trazador descendente que se propaga en cualquier dirección. Una vez se acerca a los objetos situados sobre el suelo, cualquiera de ellos puede recibir el impacto. Los Pararrayos con Dispositivo de Cebado se caracterizan por emitir el trazador ascendente continuo antes que cualquier otro objeto dentro de su radio de protección. El pararrayos debe ser el punto de impacto controlado de la descarga, de forma que proporcione a la corriente del rayo un camino a tierra sin dañar la estructura.
Los sistemas de captación mediante puntas y mallas consisten en repartir y disipar la corriente de descarga del rayo por un entramado de conductores. Las secciones y materiales deben cumplir con lo establecido en las normas que defienen este tipo de sistemas (serie EN 62305).
Los conductores de bajada tienen como objetivo conducir a tierra la corriente de rayo procedente del sistema de captación hasta tierra.
Por último la puesta a tierra, conduce y dispersa la corriente de rayo al terreno. Debe ser adecuada (inferior a 10Ω) de modo que no se produzcan tensiones de paso y contacto.